Hoy os vamos a contar la historia de Guru, si habéis leído las otras entradas os sonarán las fotos que a continuación vamos a poner pues..¡¡ ese Agaporni es Guru ¡¡, aunque contamos con muchos Agapornis la página va enfocada a aquellos domésticos.
La historia de Gurito es muy interesante pues lo acogimos porque la madre lo había rechazado, al lado de sus hermanos era muy pequeño y en el nido no podía acceder a comida tan fácilmente como los demás, así es que decidimos cuidarlo y proporcionarle todos los cuidados necesarios.
Al principio no sabíamos si sobreviviría, hemos mencionado en otra entrada que para la compra y venta es aconsejable que tengan mínimo 25 días, Guru no llegaba a los 15 y lo tuvimos en cuarentena hasta los 20, aun así el riesgo continuaba latente pero ya estábamos viendo una evolución favorable.
Aunque aquí se vea el color de las plumas en un principio nosotros no sabíamos como iba a ser pues en la jaula hay toda variedad de agapornis y estábamos deseando saber quienes eran sus padres.
Cuando vimos que ya el riesgo era menor lo pusimos en una caja de zapatos con varios trapitos y pelo de cabra para que no cogiera frío, aun no tenía 25 días pero ya estaba comiendo bien y queríamos proporcionarle calor.
El comienzo fue rutinario, le dábamos de comer y enseguida se iba a la caja, lo tapábamos bien y se quedaba largar horas hasta la siguiente toma, lo sacábamos lo menos posible y abríamos la caja solo en dos ocasiones, para darle de comer y para ver si estaba tapado.
Empezaron a salir las plumas, para aquel entonces ya tenía 25 días y poco a poco fuimos averiguando de qué color iba a ser, cada vez estaba más activo, en la caja ya estaba poco tiempo pues aprendió a engancharse con el pico y a salirse, buscaba la comida y comenzaba a piar mientras comía, eso era buena señal y el riesgo comenzó a desaparecer.
Como podéis ver por el cuerpo aun le faltaba bastante plumaje pero las alas y la cabeza ya iban teniendo el color, además comenzaba a salir las plumas de debajo del pico amarillo lo que nos intrigaba bastante.
Cuando Guru estaba fuera de peligro en otro nido vimos que ocurría algo parecido, pero esta vez el riesgo era mayor aunque nosotros a simple vista no nos dimos cuenta, pues se había quedado un Agaporni solo en el nido que tenía ya los 25 días y que por su plumaje estaba desnutrido, pensábamos que había ocurrido lo mismo que con Guru y lo entregamos a una persona para que lo cuidase, a los dos días la persona se puso en contacto con nosotros diciendo que su Agaporni estaba muy débil, acudimos a su casa para ver qué era lo que le estaba ocurriendo, cuando vivimos uno de los momentos más asombrosos que hasta entonces habiamos experimentado.
La propietaria nos dijo que llevaba un día entero sin hacer caca, que había estornudado y que no quería comer ni salir de la caja.
Entonces estuvimos mirándolo viendo que todo iba bien no entendíamos muy bien porque no quería comer y porqué estaba tan tranquilo y débil.
En las patas no tenía nada de fuerza y dejases donde lo dejases hay se quedaba quieto, mirándote, como queriendo decirte algo.
Nuestra sorpresa fue que cuando estuvimos un poco de tiempo hablando y mirándole Miky comenzó a estirar las patas y a encoger los dedos doblándolos con fuerza, vimos que estaba muriéndose yo no supe que hacer le dimos comida, y no abría la boca, le mojamos y no reaccionaba.. le quedaba muy poco tiempo de vida y yo lo tenía en mis manos cuando Alberto, especialista, llegó y gritó: ¡¡ Sacar una estufa ¡¡
Sacaron una estufa de aire, mientras lo movía, le pesaba la cabeza y comenzaba a estirar el cuello, yo me temía lo peor...
Cuando llegó la estufa lo cogió y tapándolo con las manos lo puso lo más cerca posible.
Esperamos 3 minutos que se nos hicieron eternos y Miky reaccionó levantó la cabeza y comenzó a moverse, fue increíble.
Tuvimos en cuarentena a Miky una semana pendientes de su evolución nos levantábamos día y noche para ver si se encontraba bien, le hacíamos andar, le dábamos de comer a las horas justas y controlábamos todas sus reacciones.
Cuando nos informamos a Miky le había dado un pequeño infarto, al cabo de la semana le dio otro pequeño infarto que quedo en un susto mas pequeño porque no llegó a debilitarse.
El problema era que estaba desnutrido, le faltaban zonas con plumas, y no sabía andar para la edad que tenía, había estado desatendido en su nido y eso le estaba pasando factura, por suerte, sabíamos como teníamos que cuidarlo para que pudiera sobrevivir.
Comenzó a llenarse de plumas pero aún estaba débil, aunque ya se agarraba con sus patas no conseguía mantenerse de pie.
Poco a poco fuimos alimentándolo y vimos su gran evolución.
Hoy en día Miky está con su familia doméstica y es uno de los Agapornis mas bonitos y bien cuidados que he visto, sus cuidados son excelentes y aunque sabemos que es propenso a los mini infartos ya no le a dado ninguno, tiene una fuerza increíble en el pico y las patas se le han fortalecido.
Ahora ya tiene 45 días, tiene todas su plumas, es tranquila pero muy obediente lleva una vida muy ordenada y le encanta estar en compañía.
Por tanto si queréis un Agaporni debéis tenerlo muy claro, pueden darnos sustos y por ello al principio debemos estar pendientes de ellos, es normal que les puedan dar infartos pero para poder ayudarlos y sobrevivir tenéis que saber qué hacer cuando ocurra esto.Al comienzo son animales que necesitan mucha atención pero luego todo ese cariño que le dais os será recompensado.
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